martes, 14 de agosto de 2007

Preview: "Hoy respiro... la mar salada".

“[...] Ya lobo de mar, la mente con el barco oscila, y se alegra de sentirse tan pequeña, dando un sentido a la consciencia.Y es entonces, junto a la cadencia, cuando te das cuenta de que en un parpadeo pasaron cinco minutos, cinco años, dieciocho...[...] Mientras el coraje de antiguos piratas me retumba en ecos, y se mezcla en mis mejillas con salitre y vahídos del Adriático, me decido a ser embajador de nuestra Tribu para pregonar por el mundo que aquí estamos, [...] heraldos del eclipse que aún ha de llegar. Vosotros... Fiero buque éste en el que navego, gritando, abordando. ¡A mí, bucaneros! Ira y fuego a vuestra señal, mientras el mundo se pierde en espumas a los pies. Zarpemos, compañeros, con la bravura en las miradas, Viento de cara y los siete mares por conquistar”.

Capítulo
Split-Dubrovnik de aquel Diario de Interraíl 2005, aún manuscrito, que nunca vio la luz.





A pesar de estas semanas de silencio, debo pediros una pequeña prórroga más. Abordo esta semana mis últimas horas como asistente de producción en RTI (fíjate que me dará pena, las vueltas que da el cosmos...). Pero para calentar boca, os cuelgo unas cuantas fotos del fin de semana en Kenting, cuando todavía andaba mi hermana por estos lares. Qué buen fin de semana... Y buenos serán también los pocos días que me quedan en la isla (a pesar de ese tifón --el tercero en dos semanas-- que se acerca desde Filipinas). Ya veis; ante todo, optimismo (y a estas alturas del verano muchos os preguntaréis qué le han hecho en las Chinas a vuestro querido txino pesaroso. Quedó en el avión, dormido con ingentes cantidades de champán francés). En dos días soy libre, y tendré todo el tiempo del mundo para poneros al día... Espero veros muy pronto, ¡qué ganas!. Cuidaos mucho, besabrazos, a paletazos,
[Los viajeros: a Joe, Debbie, Lin-Lin, Susan y a Terry podréis reconocerlos algunos de los que leisteis las primeras entradas. La chica más guapa de todas es mi hermana Natalia (cosa de genes). Los dos nuevos compañeros son Jones y Yana, colegas de Joe en el curro allá por Tainan]




























miércoles, 8 de agosto de 2007

Tal día como hoy también respiraron... Efemérides (2)




Esther Williams, nadadora y actriz norteamericana

Hoy es miércoles, 8 de agosto, vigésimo sexto día del sexto mes en el año del cerdo, según el calendario lunar. Tal día como hoy:

-1588: La Armada Invencible fracasa estrepitosamente en su intento de vencer a los navíos de Francis Drake; este se dio a la fuga, no sin ocasionar bajas en la flota española que superaban las suyas propias. Así, la considerada como una gran victoria inglesa no es sino un calamitoso fracaso español.

-1900: Arranca la primera edición de la Copa Davis en Brookline, Massachusetts, denominada así en honor de Dwight Filley Davis.

-1901: Nace Ernest Lawrence, físico norteamericano que obtuvo el premio Nobel de física en 1939. Lawrence inventó el primer acelerador de partículas subatómicas y el tubo de televisión en color.

-1918: Comienza la batalla de Amiens con la avanzada de los aliados sobre las tropas alemanas, obteniendo 16 000 prisioneros en apenas dos horas.

-1923: Nace Esther Williams, actriz nortamericana y campeona americana de natación, conocida por su papel en “Escuela de Sirenas”.

-1944: Adolf Hitler manda ahorcar a cuatro de sus oficiales superiores con cuerda de piano, acusados de intentar asesinarle.
-1945: EE.UU. lanza su segunda bomba atómica, “Fat Man”, sobre la ciudad japonesa de Nagasaki, días después de devastar Hiroshima con su primer juguete “Little Boy”. 1961: Mei Lan-fang, noted Beijing opera actor, dies of illness inBeijing at the age of 67.

-1963: Una banda de ladrones protagonizó un espectacular asalto a un tren que iba de Glasgow a Londres, robando dos millones y medio de libras esterlinas.

-1974: Richard Nixon pasa a la historia como el primer presidente estadounidense en dimitir.

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Unas pocas efemérides para calentar boca, y para anunciar una pronta actualización del blog. Queda por contar el fantástico fin de semana en Kenting, los días de curro intensos, empezando la producción de mi programa, la entrevista a la fábrica de té de mi abuelo...Y cómo se vive en una semana de tifones (¡dos seguidos!) Acaban de llegar mis padres a Taipei, por otra parte. Lo dicho: os cuento, el cuento, mañana.


El tifón Pabuk, que pasó por la isla ayer martes 7 de agosto.


PD: ¡Mil gracias por la postal, Ali! No sabes qué ilusión más grande... Fíjate que empiezo a considerar que Heidelberg se sitúa en belleza a la altura de mi querida villa. /úN béso/

jueves, 2 de agosto de 2007

Hoy respiro... sabores

Shanghai, verano de 2006



-Dulce




La noche en Ximenting, junto a mi hermana y a Debbie, en aquella terraza... Situada al lado del primer teatro de Taiwán, reconvertido en centro turístico, nuestro bar era uno de los muchos que se juntan en una calle peatonal; al estilo occidental, me sentí un poquito más cerca de casa: el gin tonic, la charleta, las galletitas saladas que nos regalaron, cumplidores sustitutos de un gran paquete de pipas...Incluso el tiempo nos concedió una tregua, y la suave brisa de entonces es la misma que trae a mi memoria unas horas que guardaré con cariño.




-Exótico




Desde que llegó Nati a casa ha variado mi dieta: a pesar de haberme educado el pico con estricta finura allá en casa, soy capaz de sobrevivir "comiendo latas". Mi hermana no lo soporta, y exploramos en cada comida, bien probando nuevos sitios por los alrededores (sobre todo los almuerzos, en los que la prisa azuza recordándome la hora de ir al tajo) o yendo a algún sitio especial de la ciudad (mercadillos de noche, zonas de jóvenes) y picando en los puestos callejeros (suele ser nuestro plan nocturno). Desde deliciosas sopas de tripas hasta decepcionantes stinky tofu (ya no saben cómo hacer un buen tofu apestoso...); lo más exótico hasta ahora, sin embargo, os sonará: una milagrosa tortilla de patata que hicimos en casa con ingredientes locales, que si bien no terminó de convencernos —las patatas de aquí son demasiado arenosas, y el color distinto de las yemas le daban un aspecto desmayao— zampé a dos carrillos y la gloria del tinto, el Seiscientos y eljamón.




-Soso




"Harry Potter and the Order of the Phoenix". El tráiler aún prometía dos horas y pico de entretenimiento. Nanay. Si hay un ingrediente que permite calificar a una cinta como "película" (primer nivel de este noble arte tras superar "aberración" y "bodrio") es el ritmo: es decir, que en el sutil arte de empalmar secuencias y encajar planos puede un director convertir una película mediocre, sin grandes aspiraciones, en un rato ameno para el espectador; de esas películas, que a pesar de no presentar argumento, suspense, inteligencia, ni siquiera carnaza, hacen que llegues a los créditos en un pchttttttt .Nada de esto aparecía en la película del joven mago (debía haber sido más escéptico a la hora de apoquinar la entrada, sobre todo habiendo visto las ediciones anteriores): los escasos efectos especiales (aun siendo FX) simpáticos (los diferentes patronus, la escenificación del Ministerio de Magia, el duelo entre Death Eaters y el DA) quedan ahogados en bostezos, por un ritmo pesado y una trama incoherente. Ni siquiera os diré que no la veáis; os prohíbo terminantemente,ni siquiera en el día del espectador, pagar por esta pel...tardez. Vamos...siempre nos quedará el top manta.




-Añejo




Mi barrio es "zona de viejos". Ello significa que quizá hay algo más de polvo, menos neones, algún que otro perro callejero cada tantas esquinas, y una preocupante media de katxabas por metro cuadrado. Pero también que los callejones escondidos albergan olores, sabores e incluso visiones que te trasladan a un Taiwán más auténtico, más construido a sí mismo. Así, después de toser en las tiendas de medicina tradicional, puedes despertar el apetito con un buen bol de sopa de manitas de cerdo; eso sí, no te recomendaría pasar antes por delante de las carnicerías, y menos aún ver en qué clase de recipientes lavan la vajilla los puestos de comida callejeros... En cualquier caso, estas avenidas agrietadas, estos ancianos con las manos llenas de surcos, estas piedras enmohecidas de historias anónimas y de vidas pasadas son el auténtico exponente de lo made in Taiwan.




-Esponjoso




Así suena mi voz por las ondas. Voy mejorando, y mi sonido ya no me desagrada canto. Desempolvé en el recuerdo las viejas lecciones de canto, aquello de respirar con el estómago y demás, y creo haber solucionado en parte ese matiz nasal que tanto odiaba los primeros días. He encontrado, además, la posición idónea ante el micrófono, que me permite hablar tranquilo, incluso gesticular, sin desfasar en exceso la barrita del volumen (si llega a la parte roja —danger, danger!— significa que vas a reventar tímpanos a tus estimados radioyentes). Aun así, me suena demasiado "esponjosa", demasiado...no sé, a megafonía de burdel. Pegajosa. Zalamera. Puaj. A Paty, mi jefa, le gusta. [Comentario para mayores de edad: algún compañero, que es muy verde, dice que es porque a la pobre la pone "piloto"].




-Casero




¡Recibí mi primera carta de un radioyente! Era un tal Luis Corcuera, de Vitoria, que me daba la bienvenida a la radio. Decía que se había reído mucho con mi entrevista de presentación en El Cartero,con Yochi, Luis y Paul, sobre todo en los momentos en los que bromeaba con mi origen euskaldun (me acuerdo que comenté en broma que en las tiendas pedía todo con mi mejor acento vasco para que el tendero de turno no se sintiera cohibido y supiera que podía comunicarse conmigo). Sin embargo, me reprochaba el no haber dicho que los de Bilbao "son unos fanfarrones". Y el muy cachondo contaba el tópico chiste ese de "los de Bilbo nacemos donde nos da la gana". Eso sí, me decía que todo era de coña, y que no me ofendiese porque a ellos les llamamos "patateros". Cómo ofenderme, hermano...Eso sí, partirme el bombo, un rato largo. Lo dicho; una carta entrañable... El día que te pille entre las patatas y los cadáveres de suicidas por la pena que da el Alavés nos enroscaremos la boina y levantaremos vidrio hasta perder el sentido. Amén.




-Amargo

En plena enfermedad, en una de esas noches febriles, tuve un súbito ataque de melancolía. Retiro lo de "súbito". La melancolía no es presurosa, no gusta de grandes entradas. Siempre viene callandito, seducción venenosa... Nunca he sido un buen tristón. Hay gente con su propio método para combatir a la Zorra M: bailar solos delante del espejo, correr, hacer punto (¡?)... A mí ni siquiera escribir me sirve, pues mi prosa nunca ha sido excesivamente alegre (vosotros, Tribu, lo sabréis bien, que me lleváis sufriendo desde Se escribió en el Carmen). Hubo un tiempo en el que me rebelaba contra estos ataques de tristeza porque todo y porque nada. He aprendido, no obstante, a esperar paciente; a estarme quieto, a dejar que Melancolía entre en mí, disfrutar con ella, seguirle el juego hasta que se sienta sorprendida, quizá halagada...Dar la vuelta a la situación, hacer que se sienta confiada: es entonces, cuando ya disfruta conmigo sin recelo, cuando la miro a los ojos y le susurro que ya no le tengo miedo. Las despedidas son siempre amargas. Como los despechos. Pero le digo que no llore, que volveremos a vernos. La carne es débil, y yo soy "humano, demasiado humano". Sí, lo prometo. Volveremos a vernos. No te sientas engañada... Ahora ve. Hasta pronto. Sin mirar atrás. Sin rencor.






-Picante




Pues sí, ya me pica, ya me salta en la lengua el viaje de este fin de semana a Kenting. Sí, coleguillas, me voy al sur de Taiwán en busca de un poco de playa y de deportes acuáticos. Espero volver luciendo moreno auténtico, y no este gris parduzco de ahora, fruto de horas entre tubos de escape. Aunque la traviesa fortuna (estoy seguro de que tiene pecas y luce coletas) me puso una zancadilla el otro día, y me doblé el tobillo. Aunque esta vez no fue entre canchas y balones, soy experto en estas lides y supe al instante que era un esguince. La hinchazón y el dolor por la noche me lo confirmaron, y pensé que se me había arruinado el viaje. Sin embargo, el Jefe se apiadó de mí: no sé si es la milagrosa pomada antiinflamatoria que compré en la farmacia de la esquina o los ruegos que he echado arriba, pero el caso es que la recuperación de mi tobillo está siendo milagrosa. La hinchazón ahora mismo es mínima, y aunque sigo sin poder doblarlo, ando con total normalidad. En fin. Al mal tiempo... Además, será el último fin de semana con todos mis amigos antes del fin del programa. ¡Ya pica, ya salta! Qué ganas...






Tengo más sabores por compartir, pero también un largo día de curro dentro de unas diez horas...Mañana realizo otra entrevista, nada más y nada menos que en la empresa de té familiar; es para mi programa (el que tengo que entregar a la radio antes de que finalicen mis prácticas), que he titulado País de artesanos, y a Paul le sirve para su programa de oficios. Así que continuaré pronto con nuevos aires desde esta (sorprendente) isla. Hasta entonces, besabrazos inmensos y muchos recuerdos,


P.D: Pronto contestaré los respectivos mails, lo prometo... Cuando definitivamente se me rompan los frenos y me fuerce a bajar drásticamente el ritmo chocando con algún nuevo momento de paz.

martes, 31 de julio de 2007

Lin-Lin es taiwanesa de pura cepa; el sentimiento, salvando las distancias, es similar a aquel que afirma que es de Bilbao hasta los tuétanos. De esos que rugen cuando se mancilla el nombre de su tierra. Pero ella, a diferencia de mi alma rojiblanca, puede escuchar los espíritus de sus ancestros vagando por los bosques de Formosa. Su familia es nativa, nacida de estas tierras. Su lengua materna es el taiwanés. Para ella, escuchar “China” se asemeja a oír el miedo anunciado en tambores de guerra, oler el humo de los fuegos hostiles acercándose a arrasar las tierras de sus antepasados. La cobra y el dragón que adornan su espalda están protegidos por el sol de la bandera taiwanesa, que a pesar de ser un símbolo introducido por un Kuomingtang autoritario y censor ha calado en el corazón de los isleños como una enseña de libertad y soberanía nacional. “Taiwán”, me cuenta Lin-Lin, “es como un fénix; cuántas veces ha muerto, aplastado por otros: españoles, portugueses, holandeses, manchúes, japoneses y chinos. Pero siempre sigue adelante...” Mientras, se tocaba con cuidado el hinchado muslo, donde el tatuaje que se hizo en Ximenting la noche anterior, su fénix, su Taiwán, seguía recordándole punzada tras punzada que a este país todavía le quedan muchas piedras por esquivar. [Se me pasó contaros que el viernes, antes de volver a casa, estuvimos dos horas y media encerrados en un tugurio de mala muerte mientras Lin-Lin se tatuaba el fénix que habíamos diseñado con el artista del local].

Mientras, yo me iba viendo capaz de compartir ese sentimiento: patria, hogar... Del mismo modo en que la familia es más que un lazo de sangre, la patria es mucho más que fronteras e himnos. Un rincón, un sentimiento, un alguien, pueden ser para un hombre su único y verdadero hogar. Aquello por lo que irías a la muerte sin un sólo atisbo de duda, como la sangre a la herida... Sí, quizá...Quizá un vahído de esta isla también vuela por estos vientos que me soplan pecho adentro.

De todo esto hablábamos en el peor museo que he visitado en mi vida. Entramos bastante ilusionados (era un museo sobre la cultura aborigen, de ahí toda la conversación patriótica), pero pronto se nos fue el calentón. Aún debíamos pasar un rato entre sus pasillos, si queríamos evitar las peores horas de sol, así que nos descalzamos y nos repantingamos al lado de una estatua que parecía estar moliendo arroz. Creo que no había nadie más en el museo, por lo que no tuvimos ningún reparo en airear los pedernales. La conversación fue apasionante, sobre los miedos de la isla, sus supersticiones, las manías, los olores, lo que ambos conocíamos o creíamos conocer de Taiwán...Me contó la historia del 2-28 (lo que nosotros llamaríamos el 28-F), que prometo narraros algún día (merece la pena, es conmovedora).

Decidimos adelantar nuestra visita a Tamsui, suerte de rincón portuario con numerosos chiringuitos para comer y más mercadillos pintorescos (lo de esta isla con el consumismo supera los límites de la definición de “bacanal”). Nos esperaba un largo viaje en metro, en el que caímos incoscientes, un tanto achicharrados y con los pies como el carbón. Ya paseando cerca del mar, el agua salina nos despertó el apetito, así que compramos un poco de comida: un tanto de sepia asada, unos pinchos de tofu frito, otra pizca de carne —de "algo" —. Con el rancho nos sentamos al borde del mar, y disfrutamos de la semicena bendecidos por la puesta de sol. Tras el papeo, dimos unas cuantas vueltas por el sitio, agotando las horas antes de volver a casa (esa noche teníamos que esperar, antes de salir a la fauna nocturna, a que llegase mi hermana del aeropuerto). Laberínticas calles y más neones...Como si todos los colores del mundo hubieran decidido al mismo tiempo bailar en círculos a gran velocidad, por diminutos tubos de cristal...Colgados del cielo, parecen batutas aceleradas, que marcan el ritmo a un barrio que resuena bocinas, griteríos y el enmudecido grito del mar.


Pero nosotros íbamos ajenos a la prisa, no por no tenerla, sino de puro no poder... Los callos de los pies prometían tortura, pero sólo sabríamos que conservábamos los cinco dedos después de la ducha que lavó las capas de mugre recolectadas con esmero a lo largo del día. Antes de entrar en casa, más comida: una sopa enorme de sangre de cerdo coagulada (no pongáis ese jeto de el-Fary-comiendo-limones, que la castiza morcilla es el mismo pringue con arroz) y un bol de fideos con pequeñas ostras, en el mercadillo cercano a mi humilde morada. Y unas cuantas botellitas más del licor taiwanés asesino. Oh, ya sabéis. Por aquello de curar las heridas. Los callos y demás. O quizá para curar las penas. O ahogarlas a conciencia...

Llegamos con una orden de alejamiento mutua de tres metros. Sudorosos y malolientes, abandonamos el pegajoso aire del verano en la isla para rendirnos a la voluptuosidad del aire acondicionado (a pesar de la infección en la faringe, soy incapaz de dedicarle una mala palabra). Tocaban las nueve para entonces. Había sido un día agotador. Repusimos fuerzas, malviendo algunos capítulos de "Héroes" y zampando sopas y ostrillas. Nati, mi hermana, llegó a aquello de las once. Para entonces ya estábamos duchados, y decidimos explorar un bar que vimos por Internet. Nada del otro mundo: una mezcla curiosa entre discoteca fosforescente y lounge-bar, eso sí, barra libre incluida en la entrada. Confesaré que me sentía como el escudero tontolaba de Xena: y es que no sé que hacéis las mozas, que os volvéis tan garridas por las noches, que os arregláis tanto que parece que no vais arregladas, que el glamour es inherente a vuestras mercedes. Tan sencillas como un hígado trufado con láminas de foie. Así que me negué en redondo a pasear por la pista de baile paseando como el hipnótico que sigue la estela de la diva, y así se lo dije a mi compañera. Nos adjudicamos pues otra mesa VIP de esas que tanto gustan de abandonar, y nos dedicamos a amortizar la entrada entre charlas y humos.
Volvimos pronto, cargados con más comida (Taiwán es el único sitio en el que sinceramente creo difícil morirse de hambre), dispuestos a intentar ver otra peli. No hace falta decir que no la terminamos, pero esta vez no fue la conversación, sino el sueño, lo que nos rindió. Cuarto fin de semana en la isla, y el aire de aquel se acababa de nuevo...

Como todo domingo de juventud, la boca seca y el sol radiante sustituyeron al gallo de los cuentos. Aún habría tiempo para más: un nuevo paseo por Ximenting, una visita al Taipei 101 (el edificio más alto del mundo. Aunque al Gorbea no le llega ni a la suela.) y otra carrera hasta la estación de autobuses...


Termino por hoy, y hasta aquí la crónica del fin de semana pasado. Sigo prometiendo alcanzar pronto las horas presentes... Aunque los días se me encogen, ahora que mi hermana llena algunos momentos que antes dedicaba estos aires. Para vosotros, por ello, muchos besos y recuerdos,


P.D:Vic................................................................................................................................................................................................................................................¡Me has dejado sin palabras! Genio....
(La rubia de la foto se ha ganado una cojo-pantalla de trpecientos mil machacantes en un concurso de vídeos de la gran Sony)


¡Yiiiiiiiiiiiiiijaaaaaaaaaaaaa! ¡Soy creativa de Sony!

lunes, 30 de julio de 2007

Hoy respiro... pastillas.

Mis disculpas por haber abandonado el blog durante todo este tiempo, pero he malvivido en estado cadavérico durante los últimos días... Así es; tengo una infección de caballo en la faringe, cortesía de un aire acondicionado que me pulula por la garganta mientras ronco a gusto por las noches. Soy, además, bastante contrario a acudir al matasanos, así que los dos primeros días pensaba que era un simple dolor de garganta y un ligero martilleo en la cabeza, por lo que bastaría (ay, ingenuo...) con la tradicional aspirina y largos sueños. Ayer, sin embargo, no podía más: la fiebre era bastante alta, y casi no podía moverme, tan dolorido como estaba mi cuerpo, así que acudí al hospital amparado por el seguro internacional (que me trató estupendamente, pagándome los gastos de medicamentos y de transporte). Y eso. Nada de tabaco. Nada de picante. Nada de comida muy caliente o muy fría. Pastillas cada seis horas... A pesar de mis recelos, esto parece funcionar. Hoy me encuentro mucho mejor, y sólo llevo una noche de tratamiento. Afortunadamente (eso creo) no me he perdido ni un sólo día de currelo.



Dos enemigos acérrimos como la alegría y el aburrimiento tienen un punto en común: ese dilatar las horas en las que discurren, llenarlas hasta el punto de hacerlas inmensas en la memoria, una vez pasadas; las horas alegres, por la satisfacción, por el cansancio mental tras las revoluciones y las chispas; las aburridas, por el tic...tac...tic...



El fin de semana pasado (hasta entonces me tengo que remontar para recuperar el hilo) fue un glorioso cúmulo de horas alegres. El regusto de esos momentos aún perdura, después de todo este tiempo... Son aquellos recuerdos difuminados de los que os hablaba hace unos posts, los argumentos del poeta; y por esa niebla borrosa e impenetrable que los rodea parecen esos días tan lejanos. "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla", según maese García Márquez. Vuelvo a paladear, pues, ese fin de semana, para enviarlo por estos aires a vuestras miradas.



Como os decía, Lin-Lin volvía de nuevo a Taipei, así que mi humilde morada iba a llenarse de nuevo con calor humano. Mi hermana llegaba el sábado por la noche, además, por lo que ya iba tocando adecentar mis rincones. El caso. Tras el curro, quedé con Debbie y Sharon para dar una vuelta por Ximentin (rincón fashion de la ciudad, lleno de japo-taiwaneses o taiwa-japoneses, o una mezcla desordenada de ambos, con una pizquita de horterismo a lo Maruja Díaz), a la espera de que llegase Lin a la capital. Volvimos a encontrarnos con el colombiano Álex (¿os acordáis, el del post de las coincidencias?), que se traía además a otros colombianos de pura cepa (lo que me destorré con su acento, por los clavos de Cristo). Lin-Lin llegaría en mitad de nuestra cena koreana, a la que muy cordialmente nos invitó mi tocayo (Debbie, en pleno ataque de chismorreo, me contó que pertenece a una familia de diplomáticos y que el dinero le sale por las cavidades supraglóticas. Ya me gustaría compartir con él algo más que el nombre. Y no me seais mal pensados.). A la mañana siguiente me esperaba una reunión con una agencia inmobiliaria que planea derruir todos los edificios de mi zona, a la que debía acudir con una chica de la empresa de mi padre (por aquello de las mafias, en fin, ya sabéis cómo las gastamaos los amarillos), así que no pensamos salir de fiesta. Eso sí, Lin-Lin y yo nos agenciamos una botellita de whisky peleón y un frasco de un maravilloso licor chino de euro y medio para animar la noche. Así que tras unas horas de charleta en mi piso y ver unas películas sin ver (esto ya empieza a ser costumbre...) nos fuimos al sobre, que tocaba madrugar.



Me despertó mi amiga a almohadazos, pues ya se me estaba pasando la hora. Pasé mis olores malamente por la ducha y salí pitando, mientras Lin-Lin se iba a la estación de autobuses a por su billete de vuelta para el domingo. De la reunión no me preguntéis, pues nada sé. De lo que sí me acuerdo es de que tenía el ojo a la virulé, no por pelearme con los mosquitos por la noche, pero sí porque uno de ellos me picó --puñetero-- en el párpado durante mi inocente sueño. La hinchazón me duraría medio día, en el que parecía salido de una mala peli de artes marciales. Debbie y Lin-Lin me esperaban en el templo Long-Shan: de nuevo el olor ardiente del incienso, la música, llena de cuerdas y campanas, los colores vivos, las esquinas ornamentadas y puntiagudas, los numerosos devotos... A Lin-Lin, que era la primera vez que lo visitaba, le entusiasmó.
De allí nos fuimos al Chiang Kai-shek Memorial Hall (bueno, aunque últimamente le han cambiado el nombre, el antiguo dirigente del Kuomingtang es para los taiwaneses algo así como Franco para los españoles), donde habíamos quedado con Annie y William para comer. Fuimos a un restaurante de shiau long pau, especie de empanadillas al vapor, pero que milagrosamente conservan caldo dentro, toda una obra de arte culinaria, y por ello imposible de describir. Comimos en abundancia, así que exponernos al carnicero sol fue una tortura después de pagar la cuenta.


Debbie nos abandonó a media tarde; también William y Annie. Así que me lancé a la aventura con Lin-Lin, y nos patemaos Taipei a gusto...Pero disculparéis que siga contándoos estos recuerdos mañana; aún sigo un tanto convaleciente, y el sobre me llama... Prometo actualizarme pronto. Quedan, además, muchas cosas por contar.


No me iré sin publicar la lista de ganadores del concurso del colega el ferh razatblabla:

-Mónica González

-Nekane Celayeta
-Alicia Rivera

-Debbie Vandenheede

-Lo siento Luis, fallaste...Aunque me estoy pensando el llevarte algo, simplemente por contestar.


Pronto cerraré el otro concurso....

Vayan un par de fotos más de la semana de orientación:







Los chicos



Las chicas

domingo, 22 de julio de 2007

Hoy publican mis suspiros (2)

No sé qué sucede estos días, pero parece que los astros se alían para darme gratas sorpresas. Me ha enviado Mónica (¡gracias rojerde!) un archivo con la sección "La carta de la semana" de El Semanal escaneada, ¡y han ganado mis líneas! Aunque vosotros las leísteis en exclusiva, en aquella entrada de las generaciones perdidas (sí, fui poco original utilizándola para dos cosas distintas...); además, la conocéis en su versión íntegra, pues era bastante larga y la han recortado. El caso, que pluma al canto, en parte gracias a vosotros, pues si no hubiera decidido abrir el blog para enviaros estos aires jamás habría redactado esas palabras...Así que os firmaré autógrafos con ella (jeje, se me va a subir a la txino-cabeza y todo...)

Os contaré pronto este fin semana, cojonudo y agotador. Cuidaos, besabrazos,

jueves, 19 de julio de 2007

Hoy publican mis suspiros



No podía dejar de compartir con vosotros esta nueva noticia... A finales del curso pasado, D.Jaime Nubiola, profesor de Filosofía del Lenguaje, me pidió un trabajo mío sobre léxico juvenil para publicarlo en su blog. Pues bien, me acaba de contar que está ya en la web; si bien sé que es un hecho pequeño, me ha hecho ilusión ver palabras mías resonando por la red... Además, gran parte de ese trabajo es vuestro: aunque no os pedí permiso (sorry) algunos de vosotros salís citados como ejemplo. El lenguaje de la Tribu, por otra parte, es el motor del trabajo (aquello del "huele a lirio", "merluza" y demás. No me atreví a incluir el "cogiendo moras" o las frases hechas con "diplodocus"). Para los (escasos) interesados: http://www.escriturafilosofica.blogspot.com/




Vaya un pequeño fragmento de la conclusión:





"Pero caben también otras reflexiones, quizá más aventuradas; de algún modo, el lenguaje juvenil, tan pasional, tan centrado en sensaciones e instintos, arma batalladora en una etapa de la vida en la que la diplomacia y la serenidad aún no rigen la consciencia, recupera el misticismo de la lengua: aquel que en los siglos iluminados creyó que siendo en el inicio el Verbo, magia, música y palabra se unieron en canon infinito formando el universo; aquel que asume que el mayor castigo de los babilonios fue la confusión del lenguaje; aquel, en fin, para el cual lo desconocido es lo que no tiene nombre. Para la juventud sólo es real, actual, moderno, aquello que puede describir. Incluso a sí mismo se busca un mote o una etiqueta con la que abarcar su vida; en efecto, “quién eres” o “qué eres” son preguntas que cualquier joven responde en una palabra. Se hace así esclavo de su lenguaje, y su mayor admirador: para ninguna edad tendrán más sentido los perdones, las gracias o los tequieros.


El lenguaje juvenil se incluye así en las grandes contradicciones de la vida: en apariencia indefinible, por alimentarse de significados distintos, inabarcable por cambiar en cada grupo de hablantes y lugar, incapaz de sistematizarse por rebelde, efímero por morir en la edad adulta, se manifiesta, no obstante, como todo lo contrario en el día a día. Rebelándose contra su propia confusión e inexperiencia en la vida, el joven establece en su habla unas normas y bandos concretos, dotando de sentido al todavía desconocido camino vital. Y lejos de morir, su lenguaje habrá escrito su historia hasta la edad adulta, y, fenicio, renacerá distinto con la siguiente generación. Fugaz, y a un tiempo eterno, perpetúa su definición, generación tras generación, como la música más dinámica y vital en la paradoja del vivir muriendo, y morir viviendo."
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P.D: El próximo miércoles cierro el concurso
¿Acertó nuestro amigo el ferht del bezael ben el rabah gald en su respuesta, obteniendo así la insignia de RTI?, y publicaré la correspondiente lista de ganadores. Para aquellos que todavía no habéis participado, os recuerdo que ya habilité la opción de publicar comentarios sin cuenta en Blogger o Google. ¡Ánimo! El concurso del post Hoy respiro... pequeñeces sigue en pie. He decidido que el premio lo decidirá cada uno de los ganadores, una vez anunciados. Un beso,